6
Dic
2011
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Reencuentros

Ayer estuve chateando con quien habia sido mi profesor en Grado Medio; podia hacer perfectamente seis o siete años que no sabiamos nada uno del otro más que a través de terceras personas, pero seguramente por las horas y experiencias compartidas a lo largo de años no nos costó hablar con la naturalidad y la frescura con que se habla con el colega que ves a diario.

Después de la protocolaria y necesaria puesta al dia -qué tal todo, por donde paras, cómo va el trabajo, cómo está la familia….- me sinceré con él y le conté que ahora, ocho o nueve años después, me acuerdo mucho de sus clases, de sus correcciones, consejos -no solo en el ámbito de la técnica musical, también en la vida- y explicaciones. Lo cierto es que ahi están los conceptos y consejos, y en determinadas circunstancias los utilizo para solucionar problemas tanto en mis sesiones de estudio como en las clases con alumnos.

He de reconocer que mi predisposición en aquel momento no era la más idónea: entre la dispersión habitual de la adolescencia y la carga de trabajo que suponian los últimos cursos de instituto francamente lo último que me interesaba era atender a sus clases, y por supuesto los resultados se resentían.Si lo hubiera aplicado entonces el salto cualitativo hubiera sido notable, pero ni estaba entre mis prioridades ni mi madurez me permitia asimilar directamente toda aquella información que a priori me resultaba banal y un tanto inútil.

Ahora, con el cambio de perspectiva que supone pasar de ser alumno a profesor, comprendo la frustración que supone esforzarse por ayudar a alguien a mejorar y encontrarse con un muro de indiferencia que mantiene inalterable la situación. Pero viendo que aquello que mi profesor me enseñaba reaparece 10 o 15 años después (algo que me sigue resultando fascinante) me quedo más tranquilo, porque llego a la conclusión de el alumno, cuando reciba la información, puede hacer varias cosas con ella: en el mejor de los casos la procesará y aplicará inmediatamente, provocando un cambio a corto plazo; puede que la procese pero no la aplique de manera inmediata sino en pequeñas dosis, lo que producirá resultados a medio plazo; o puede simplemente archivar la información y usarla más adelante si es que la necesita. Sea como sea, en todos los casos la información que aportemos al alumno será provechosa tarde o temprano y probablemente provocará cambios a largo plazo; ello solo dependerá de su motivación y grado de madurez, pero este es otro tema.

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