20
Ene
2012
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Del Gimnasio Al Atril

Del Gimnasio al Atril

Hace tres meses que voy al gimnasio. Cabe decir que nunca habia tenido un periodo tan largo de actividad deportiva ininterrumpida. Mis anteriores intentos consistieron en fugaces y puntuales escaramuzas a la sala de máquinas en mi adolescencia y salidas esporádicas a correr; en ambos casos siempre desistía. El caso es que a la vuelta del verano decidí hacer un intento serio de dedicar parte de mi tiempo a mantener el cuerpo en forma -Mens Sana in Corpore Sano, citando a Juvenal- y aproveché una de las ofertas de matrícula que se ofrecen por esa época del año.

El primer dia  estaba completamente desorientado, así que consulté al monitor que habia en la sala sobre qué debia hacer con todos aquellas cintas corredoras, bicicletas siderales, poleas, pesos y asientos extraños que desconocía. Después de una breve encuesta – basicamente cuales eran mi experiencia y mis objetivos: experiencia nula, objetivos desconocidos – me recomendó una rutina de ejercicios: cinco minutos de calentmiento corriendo en la elíptica, máquinas varias para trabajar y fortalecer la musculatura y otra vez elíptica, esta vez más tiempo para un trabajo aeróbico, empezando con 10 minutos para ir subiendo un minuto cada sesión. Y esa ha sido mi rutina desde entonces, aunque la he variado, adaptado y ampliado.

Pasado el tiempo los cinco minutos de calentamiento se han convertido en 7, el tiempo necesario para cubrir 2 kms a buen ritmo; el peso en las máquinas ha aumentado, en algunos casos hasta 20 kg y los 10 minutos de marcha del primer dia ya son 30 y siguen subiendo. Cada dia estoy más convencido de este progreso es consecuencia de dos factores que son complementarios e inseparables: Perseverancia y Voluntad.

Precisamente estas dos cualidades son también -entre otras- imprescindibles para el estudio de un instrumento: La Perseverancia nos ayuda a no caer en la tentación de esperar resultados inmediatos y sin esfuerzo, pues éstos serán imperceptibles durante cierto tiempo y solo llegarán si nuestro trabajo es constante y progresivo. Para conseguir nuestro(s) objetivo(s) es imprescindible la Voluntad, primero para querer/desear llegar a ellos y después para obligarnos a nosotros mismos cuando la pereza aparece en escena, porque tarde o temprano siempre acaba apareciendo y es, sin ningún género de dudas, nuestro mayor enemigo.

Esta similitud en el plano de la progresividad entre el trabajo físico del gimnasio y el intelectual de la interpretación musical es solo la punta del iceberg de las similitudes entre ellos, pues existen muchos otros paralelismos que trataremos en otra ocasión.

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