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May
2012
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¿Cultura una inversión? La Ópera de Lyon multiplica por tres cada euro público

Reproduzco a continuación un artículo aparecido en el Blog de Apoyo a la Orquesta de Extremadura, que es a su vez traducción del periódico italiano Il Sole 24 Ore.

Dejando a la apreciaciación individual las reflexiones y/o conclusiones que cada uno pueda o quiera sacar, considero que el artículo rompe con uno de los prejuicios -o tal vez tópicos- más extendidos en relación al aspecto económico de la cultura, esto es, que no es una inversión economicamente rentable.

Opera de Lyon

En tiempos de vacas flacas, los recortes a la cultura no sirven de nada para hacer cuadrar las cuentas. Es el exacto contrario: las inversiones en cultura pueden ser muy rentables. Es cuanto ha demostrado un estudio francés que ha hecho escuela, “midiendo” el impacto socio-económico de la Ópera de Lyon en el territorio. ¿El resultado? Por cada euro de subvención pública, se obtiene un efecto positivo de alrededor de tres euros.

Cuanto valen las actividades económicas derivadas
La investigación ha sido encargada por el director, Serge Domy, a la sociedad Nova Consulting y ha sido realizada de marzo a julio de 2011, a través de un cuestionario rellenado por 25.000 espectadores, además otros 5.000 han sido entrevistados directamente. Y las conclusiones son sorprendentes. Por cada euro de subvención pública (el teatro recibe fondos de ayuntamiento, estado y región) la Ópera de Lyon genera alrededor de tres euros de recaída directa en el territorio, además del impacto global sobre la ciudad. Así, por 29 millones de Euros de financiación, el retorno económico supera los 80 millones.

En particular, por cada euro de subvención, la Ópera produce 0,80 euros de impacto económico a través del consumo de la audiencia (por ejemplo, en bares, restaurantes, hoteles, tiendas).

Otros dos euros, en cambio, se producen a través de las actividades del teatro (tanto los sueldos de los empleados como las contratas con empresas locales, tales como seguridad, mantenimiento, materiales para la escenografía y el vestuario, transporte, etc.) ¿Qué otra inversión es igualmente lucrativa hoy en día?

La cultura crea riqueza en sentido estricto. Pero no sólo.
La Ópera de Lyon, en definitiva, es una realidad de gran importancia económica para la ciudad. No sólo porque cuenta con un presupuesto que – después de la Ópera de la Bastilla – es el segundo más importante entre las instituciones culturales francesas, superando los 38 millones de euros por año, de los que 29 son de fondos públicos: 60% de la ciudad de Lyon , el 20% del estado, el 10% de la región Rhône-Alpes y el 10% restante del departamento del Ródano.
Un presupuesto de todo respeto, que permite a la Ópera de Lyon – cuya programación aborda desde la ópera hasta la música sinfónica y de cámara, el jazz, la danza y el ballet – montar obras en coproducción con la Ópera de Nueva York, y tener como coreógrafo a Benjamin Millepied.
El estudio, entre otras cosas, permitió conocer mejor al público del teatro, proporcionando claras indicaciones de mercado: por ejemplo, la edad media de los espectadores de la Ópera de Lyon es de 47 años, por debajo de la media de los teatros que se sitúa cerca de los 50 años.

Los efectos positivos en términos de “soft power”
Pero el asunto no termina aquí. Gracias a la calidad de sus espectáculos, la Ópera se ha convertido en un elemento clave para aumentar el atractivo de la metrópoli francesa, tanto en términos de turismo como en términos de innovación y de inversión económica: es suficiente pensar en la posibilidad de atraer el establecimiento de grandes empresas y su arraigamento en el territorio, o los efectos positivos sobre la cohesión social y sobre la misma identidad local, lo que hoy en día se define como “soft power”, poder blando, en definitiva.

Itinerarios para el futuro
El estudio francés contribuye también a “desmantelar” los clichés que hoy en día en Italia llevan a considerar los recortes de los fondos culturales como inevitables, o de todas formas necesarios, para equilibrar las cuentas en pérdidas. Ya, porque en nuestro país los museos tienen que estar supervisados por un administrador externo a pesar de los récord de público y las obras de arte de las instituciones son quemadas con fines reivindicativos.

Sin embargo, nunca como en en este momento, florecen las apelaciones de los intelectuales para volver a empezar desde lo mejor que tenemos, desde lo mejor de lo que somos, para buscar nuevos itinerarios para el futuro, evitando caer en las barbaries.

Silvia Sperandio

Traducción al castellano de apoyoalaoex@gmail.com

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