Mantenimiento
El accesorio básico de los instrumentos de metal es, sin ninguna duda, el aceite lubricante. El mercado ofrece una gama amplísima de marcas, densidades, composiciones y características, que van desde los aceites elaborados con compuestos “naturales” (es decir, no derivados del petróleo) hasta los que incorporan agradables olores frutales.
En cualquier caso, no es fácil decantarse por uno u otro sin sentir cierta inseguridad respecto a si hemos elegido el más idóneo para nuestro instrumento. Sirva este artículo como un sencilla guía que nos ayude en la elección.
Parece obvio que la función del aceite es lubricar los pistones para que se deslicen suavemente al tocar y así evitar la fricción que podria rayar el propio pistón y las paredes del cilindro donde se aloja.
Además de esta función principal tiene otras dos funciones adicionales muy importantes que pueden pasar desapercibidas: proteger y limpiar.
La película de aceite que se crea entre el pistón y las paredes del cilindro aisla ambas superficies del contacto directo del metal con el aire, el agua de condensación que se crea en la tubería y los microorganismos que expelemos al soplar. De esta manera protejemos nuestro instrumento de las reacciones químicas corrosivas que se producirían si no usasemos aceite lubricante.
El aceite que vertemos sobre el pistón arrastra consigo las partículas de suciedad que se acumulan en su superficie. Por este motivo es importante intentar lubricar nuestro instrumento con los pirtones en posición vertical siempre que sea posible; de esta manera las impurezas serán arrastradas hasta la tapa inferior del cilindro, que deberemos desenroscar y limpiar con regularidad.
El correcto mantenimiento de nuestro instrumento solicita entre cuatro y ocho gotas de aceite lubricante por pistón cada tres o cuatro dias, de manera que la película nunca llegue a secarse y formar depósitos que a la larga podrian dañar nuestra maquinaria.
Los instrumentos con maquinaria rotatoria (los mal llamados cilindros de las trompas, tubas, etc…) tienen características propias: el mantenimiento puede ser más espaciado, pero intentaremos que no sobrepase las dos semanas. Para este tipo de maquinaria existen aceites específicos que suelen incorporar una aguja para una aplicación más cómoda por el borde de la cabeza de la válvula que sobresale; también se tendrá en cuenta que hay que aplicar periodicamente un aceite más denso en las articulaciones.
Por otro lado hay que tener en cuenta la viscosidad del aceite en relación al desgaste de la maquinaria de nuestro instrumento. A mayor desgaste mayor viscosidad deberemos usar. Algunas marcas ofrecen tres densidades de aceite, como referencia usaremos el aceite más fluido en instrumentos nuevos, el de densidad media en instrumentos con cierto rodaje a partir de los tres-cinco años y el más viscoso para instrumentos con mucho desgaste, a partir de quince años en adelante.
Finalmente existe un factor determinante en la elección del aceite más idóneo: el gusto personal de cada uno es fundamental, y por mucho que nos aconsejen los colegas sobre una u otra marca somos nosotros quienes debemos encontrarnos cómodos con el tacto y el funcionamiento de nuestra maquinaria.
Para ello, el mejor método es el ensayo-error probando distintos tipos de aceites. Hay que tener en cuenta que al tratarse de productos químicos no es buena idea mezclarlos entre ellos ya que pueden alterarse sus propiedades originales de fluidez, por lo que se recomienda limpiar muy bien la maquinaria antes de usar un tipo de aceite distinto al habitual.