Vox Profundae #1
Traduzco a continuación un artículo del tubista neoyorkino TubaJoe que considero muy interesante. Al mismo tiempo, aprovecho la ocasión para agradecerle al autor el entusiasmo, las facilidades y la ayuda prestada para la traducción del texto.
NOTA: En el artículo original, el autor utiliza la expresión Musical Opinion para referirse -según su propia definición- al hecho de tomar mentalmente decisiones musicales mientras tocamos; también podria usarse Musical Decision para referirse a ello. Tras barajar varias opciones, he optado por traducirla como Criterio Musical (refiriendonos a una ya mencionada decisión activa y consciente), por ser la que considero más próxima tanto a la lengua castellana en cuanto a la naturalidad de la expresión como a su sentido original.
Para que la música pueda existir en el espacio físico (fuera de nuestro cuerpo), primero debe residir en nuestras cabezas.
Criterio Musical.
Afortunadamente, hay una manera muy natural de comunicar ese Criterio Musical; simple y orgánica:
Cantalo.
Cantar conecta y comunica directamente nuestro Criterio Musical desde dentro de la cabeza hacia fuera de ella. Esta conexión se realiza de manera inmediata y segura. No hay opción de cometer un error; lo que piensas, suena. No hay variantes.
Es imperativo CANTAR como el primer paso para aprender a tocar un instrumento de metal, a cualquier nivel, ya que cantar es, en esencia, el resultado físico del desarrollo del Criterio Musical. Cantar puede guiar la ejecución musical (¡y es la manera más eficiente de hacerlo!).
A menudo aconsejo a grupos, y si todavia no conocen mis métodos, al principio se extrañan porque les hago cantar gran parte del tiempo. (Espera, ¿eso no es mi espectáculo?)
Por alguna razón, cantar está visto como una cosa de friquis, de pardillos. Algo que conviene esconder…secundario…esta actitud es realmente desafortunada.
Cantar (y cualquier forma de interpretación) debe ser primario, orgánico ¡¡¡e imprudentemente deshinibido!!!
Una de las personas más dinámicas que he conocido fue mi primer profesor de tuba en la facultad, Jack Robinson -un auténtico bajo profundo-. Le gustaba tanto cantar como tocar la tuba – y todo debia ser en un estilo romantico, profundamente cantado-. Su voz, potente cuando cantaba, me causó un gran impacto y dejó una profunda huella en mi.
Algunos años más tarde hice el peregrinaje a Chicago para poder estudiar un poco con el Maestro Jedi de los instrumentos de viento, el tubista Arnold Jacobs. ¿Adivinais que estuvimos haciendo durante la primera clase entera…? Exacto, ¡¡¡CANTAMOS!!! ¡¡Mr. Jacobs, ya entrado en años y demasiado débil hasta para abrir el pestillo de la puerta de su estudio, podria haber agitado el brazo y cantar con la grandeza de Ezio Pinza!! Rebosaba música…y le fluía desde dentro. Era obvio que su esencia musical más elemental le dictaba absolutamente todo.
Me costó lo mio darme cuenta de que aquello no era algo teatral, sino un entrenamiento para lograr la maestría musical; para hacer funcionar las cosas correctamente.
Parte de la grandeza del planteamiento de Mr. Jacobs era (re)aprender a ver las cosas como lo haria un niño… un niño SIEMPRE cantando! A los niños les entusiasma cantar espontaneamente -es algo completamente inherente e instintivo…al nivel más puro y elemental-.
Melodia inherente, afinación inherente, idea inherente, concepto inherente, SENSACIÓN inherente. Si. Cantar es el «carpe diem musical».
Cuando cantamos las cosas antes de tocarlas no hay dudas de cómo transformar la idea que tenemos en acciones mecánicas para hacer sonar el instrumento (como tirar el aire, colocar la embocadura, etc…), aparece casi automáticamente. Es así de simple. Guíate con una idea, con criterio.
Si puedes cantarlo, es (mucho más) fácil tocarlo. Y lo contrario, si no puedes cantarlo probablemente tampoco podrás tocarlo.
Trabaja TODO cantandolo…deja que te guíe, y deja que te dicte TODOS los demás aspectos!!