Garbanzos para estudiar (cómo generar hábitos de estudio)
Si, garbanzos. Para estudiar. Con tu instrumento. Parece una broma, pero no lo es. Además de metrónomo, afinador y lápiz, cuando me pongo a estudiar suelo tener diez garbanzos preparados . Yo uso garbanzos, pero lo mismo sirven alubias que céntimos o cualquier otro objeto pequeño del que sea fácil conseguir una decena. Enseguida entenderéis por qué.
En nuestra vida diaria estamos adquiriendo y dejando hábitos continuamente y sin darnos cuenta. Habitualmente pensamos que un hábito es algo físico, pero en realidad son una cuestión mental: Empezar a vestirse por los pies es un hábito, pero pensar «yo no sirvo para esto» también. En el fondo son lo mismo, porque se trata de mensajes u órdenes que nuestra mente utiliza en el día a día para funcionar.
El estudio de un instrumento musical también se basa en hábitos: Mantener una postura correcta, respirar eficazmente, relajar nuestro cuerpo y en especial algunas partes -como la garganta y la musculatura labial en el caso de los instrumentos de viento-, evitar hinchar los carrillos, mantener una actitud positiva frente a una pieza compleja…. son algunos de los hábitos que debemos incorporar a nuestra manera de tocar para hacerla más eficiente y por tanto progresar.
Generar un hábito
El hábito se basa en la repetición y automatización de patrones de comportamiento: un comportamiento que ahora hacemos conscintemente se convertirá en un hábito en el momento que el que esté incorporado a nuestra lista de «cosas que hacemos sin pensar».
Algunos estudios afirman que en 21 días es posible cambiar o adquirir un hábito, entendido como la incorporación y automatización de ese comportamiento. Es posible que muchos hábitos relativamente sencillos sean automatizados en esos 21 días, pero también es seguro que otros necesitarán meses de actividad consciente y en cambio otros serán cuestión de unos pocos días.
¿Y los garbanzos?
Todos nos hemos encontrado estudiando con ese pasaje enrevesado, que por algún motivo se resiste a ser tocado sin hacernos perder la paciencia. En realidad, lo único que debemos hacer es cambiar el hábito que tenemos en la manera de tocarlo por otro más eficiente. Así de sencillo.
Sencillo, pero no inmediato. Ya hemos dicho que la repetición es la clave. Repetición y constancia: varias repeticiones a lo largo de varios días. Aquí entran en juego nuestros amigos los garbanzos y la templanza para saber que no será cuestión de un momento y por tanto no perder los nervios porque «no me sale».
Los garbanzos sirven para marcar las repeticiones que hacemos del pasaje en cuestión; o de un ejercicio concreto o de todos ellos. Podemos hacerlo, por ejemplo, pasandolos de un lado al otro del atril. Como con la mayoría de cosas, cada maestrillo tiene su librillo, y las posibilidades de usar los garbanzos para contar diez son muchas. Combinando la repetición con otras pautas de estudio podemos hacerlo mucho más ameno y efectivo. El reto consiste en mantener el listón bien arriba, haciendo cada repetición igual o mejor que la anterior y fijandonos mucho (sobretodo al principio) en qué estamos haciendo bien para incorporarlo a nuestro repertorio de «cosas que hacemos que deben convertirse en hábitos». Os dejo algunas ideas:
- Podemos simplemente hacer el ejercicio o tocar el pasaje diez veces y pasar a otra cosa.
- Podemos marcarnos el reto de hacer el ejercicio o tocar el pasaje diez veces seguidas tal y como nos gustaría tocarlo. Si la novena vez no nos sale así volvemos a contar desde el principio.
- Podemos tocar el ejercicio o tocar el pasaje diez veces lento antes de hacerlo a mayor velocidad.
- Podemos tocar el pasaje diez veces de atrás hacia delante para tener mayor flexibilidad mental y comprobar que, en el fondo no es tan difícil.
Y así hasta el infinito….
Totalmente de acuerdo! Aunque con otro nombre, utilizo el mismo método conmigo (y con mis alumnos) y creo realmente que es muy efectivo. 🙂